miércoles, 31 de agosto de 2011

La imaginación popular

Por: Juan B. Gómez
Periodista

                                          
He perdido la cuenta de las veces que he hablado de la imaginación popular, pero es que este es un tema inagotable.  Desde que el hombre apareció en el planeta ha vivido creando mitos. Alguien dijo que las leyendas imaginarias, con el correr del tiempo, son más creídas que las verdaderas historias.

La ignorancia, y también la malicia interesada, han tenido mucho que ver en la creación de los mitos. Recientemente, en Discovery, trataban de desvirtuar la leyenda de que el hombre no ha llegado todavía a la Luna.  Según los mitómanos, Neil Armstrong, hizo un teatro en algún desierto de Estados Unidos. Yo le diría a Discovery que se olvide de los mitómanos; ellos seguirán dudándolo hasta el fin de los siglos.

El ignorante, por regla general, cuando no sabe algo, lo inventa; y cree en todo lo que oye decir.  En los últimos 50 años yo he oído mitos que son francamente para reírse.  Se debería escribir un libro con todas las fantasías creadas por la imaginación popular.  Sería el mejor libro de chistes del mundo. Trataré de recordar algunos mitos que se han hecho famosos:

-          Que Carlos Gardel y Elvis Presley no murieron, cuando se anunció su muerte; que se ha visto a Gardel, desfigurado el rostro por el accidente que sufrió en Medellín, Colombia, en el barrio de La Boca (en Buenos Aires); y a Elvis Presley, en su casa de Menphis.

-          Que Hitler no se suicidó con Eva Brown, como lo sabe todo el mundo; y se les ha visto en diferentes lugares de Argentina (La Pampa, Bariloche etc).

-          Que a Marilyn Monroe, la mandaron a asesinar los Kennedy.

-          Que el presidente Bush, de acuerdo con Bin Laden, mandó a tumbar las Torres Gemelas

-          Que el rey de Inglaterra, Eduardo VIII, era homosexual.  Y que se casó con Wallys Simpson- divorciada dos veces- porque en realidad Wallys Simpson era un hombre.

-          Que el presidente Kennedy no murió en el atentado de Dallas- quedó desfigurado; y Aristóteles Onassis se lo llevó a vivir a la isla Scorpio, en Grecia.  Por eso, se casó su viuda, Jacqueline con Onassis.

-          Que Jesús era hijo de Julio César y de Cleopatra.


Einstein afirmaba que la estupidez humana era infinita. ¿Y usted qué opina?


      El filósofo alemán, Arturo Schopenhauer, escribió en sus últimos años: “En el seno de todo hombre duerme un germen horrible de locura,  ¡Luchad con todas vuestras fuerzas serenas y activas para que no se despierte!...No se ha determinado aún en qué grado de perturbación del alma empieza la locura”.  

Panorama Informativo

Por: Olmedo Morales M.

Defendamos la CSS

Con la administración del Dr. Arnulfo Arias M., (1941), se inició el proceso mediante el cual los trabajadores y empleadores se comprometían a sacrificar un porcentaje de sus salarios para garantizar la provisión de atención médica, medicamentos y beneficios colaterales, tanto al cotizante como a sus “beneficiarios”, para enfrentar un retiro acorde a los pagos realizados. Lo poco o mucho que sabemos sobre el funcionamiento de nuestra acosada Caja de Seguro Social no indica que  la Institución debía existir para servir de botín político partidista, mafias internas que lucran desde entonces con sus recursos, (los del Seguro) refugio de funcionarios incompetentes (1/3 de los casi 25 mil que existen hoy día sin asignaciones pero amparados por gremios” intocables ”), hombres y mujeres vestidos de blanco, celeste o “encorbatados” muchos de los cuales solamente firman y se van porque hasta los pagos llegan por Internet, (esto les evita tener que presentarse a las ventanas de pago).
Lógicamente que imaginamos no era la intención  al crearse esta Institución.  Se trataba de la consagración de derechos sociales, producto de luchas de hombres y mujeres alrededor del planeta.
Gobiernos antes, durante y después de la dictadura militar, se han encogido de hombros ante la repulsa de los asegurados a quienes nos han asaltado la paternidad de la CSS, jugado y violado nuestros derechos para dizque “compartir” con los que jamás han aportado, el producto de nuestro esfuerzo, nuestro sacrificio y nuestras privaciones.
El cuento de la “medicina solidaria” jamás  justificará que unos 800 mil “paganinis” de la entidad, brindemos cobertura de salud a 3.5 millones de panameños porque el Estado que es el mayor deudor de la Caja, irresponsablemente no puede atender a sus compromisos con hombres, mujeres y niños que jamás han cotizado. Responsabilidades que en países socialmente complicados, como México, han sido asumidas.
Quienes por hemos utilizado poco o mucho los servicios de la CSS, aplaudimos logros y esfuerzos de profesionales, pero cuestionamos el proceder de quienes disfrutan con el resquebrajamiento de su estructura, inclusive “trabajando” dentro de ella. Hemos escuchado versiones positivas de logros profesionales contra las enfermedades y malestares de los usuarios de sus servicios. Pero, también nos lamentamos por el hecho de que en centros como el Hospital Regional de David, en salas para seis pacientes, cinco no son asegurados y solamente uno mantiene su carnet y ficha. ¿Quién es el usurpador? ¿Por qué  no brindar al asegurado el producto de su inversión social con justicia? ¿Por qué el gobierno no atiende su obligación o compromiso con la salud de los nacionales que no aportan a la CSS? ¿Por qué se han permitido por años el desgreño administrativo y las calamidades  económicas por las que atraviesa la CSS y que amenaza con destruirla  de una vez por todas? ¿Acaso no merecemos respeto los asegurados del país?
Indudablemente muchos panameños han coincidido con nuestras inquietudes y las han plasmado por doquier. En todos los idiomas y géneros. Gobernantes y opositores. Promesas de transparencia e incumplimiento  de las mismas.
Por años muchos han hecho negocios turbios con las finanzas de la CSS pero con la benevolencia de grupos cercanos a los poderes que “legalizan” las operaciones trastornando así el mejor desempeño institucional hacia sus legítimos propietarios. Y se hacen planes, y nombramientos y jugosos salarios para “talentosos” expertos sin embargo, no se ve la luz al final del túnel y nuestra vigorosa entidad ha soportado como las simbólicas torres de Panamá La Vieja, los embates de gobernantes aprovechados de las bondades que ha permitido la inocente decana de la institucionalidad panameña. 
¿Hasta cuándo se permitirán la incapacidad y deslealtad profesional, la falta de insumos, los  errores mortales, la intransigencia, la descortesía y desde luego una mejor atención a los asegurados.
Inclusive, podemos hacer un ejercicio bastante sencillo ahora que el mundo cibernético nos facilita tanto acceso a las conclusiones estadísticas. Consultemos a los asegurados si desean que los políticos dirijan la CSS, su administración y el usufructo de sus beneficios y servicios. La respuesta será el deseo del asegurado de que de una vez por todas se inicie la reingeniería total de un sistema caduco y viciado. NO a las manos de políticos comprometidos solamente con sus mezquinos intereses, gremios radicales que cobran sin trabajar, parásitos enquistados  en el vientre institucional en fin; dar al César lo que es del César y al asegurado su humanitario derecho a la salud y un retiro digno, decoroso y justo.

lunes, 29 de agosto de 2011

Planificación testamentaria: una necesidad

Klenya MoralesKlenya Morales
El tenor de estas líneas no es el de un tema agradable, pero tan cierto y real que exige unos minutos de reflexión por nuestra parte: la planificación testamentaria.

La muerte de los seres humanos, a parte de ser parte del ciclo natural de la vida, supone disposición de los bienes que pertenecieron a la persona. Lo mucho o lo poco que tengamos al momento de morir será adquirido de uno u otra forma por aquellos que nos sobreviven o, en última instancia, serán acreditados a las arcas municipales.

Así las cosas, es nuestra responsabilidad, mientras podemos hacerlo, procurar el orden y la armonía de nuestras familias para que el momento de nuestra muerte sea un paso y una experiencia fortalecedora, mas no el motivo de discordias, resentimientos o intrigas. La manera de lograrlo es por medio de una planificación oportuna, detallada y adecuada a los intereses de nuestros seres queridos.

La planificación testamentaria implica asesoramiento adecuado, ya sea con su abogado, con su asesor financiero o su banquero de confianza, así como la previsión de sus necesidades, deseos y de mucho sentido común para ser equitativos.

Algunas personas deciden efectuar donaciones entre vivos para dejar establecida y ejecutada su última voluntad con anterioridad a su muerte, de esta manera se aseguran que todo quede en manos de quienes decidan. Esta medida tiene sus pros y contras. Otros disponen de su patrimonio a favor de una sociedad, la cual es propietaria de los bienes y cuya transferencia se documenta en acciones de la sociedad.

Las leyes panameñas proveen dos únicas maneras de disponer de nuestros bienes en vida de modo que las mismas surtan efectos luego de nuestra muerte. Una de ellas es la confección de un testamento, el cual tiene algunas variantes y que consiste en un documento redactado por el interesado en el que se especifica a quiénes y en qué proporción corresponde nuestro patrimonio. El testamento tendrá efectos al momento de nuestra muerte y puede ser impugnado por aquellos que tengan razones para pensar que ha sido otorgado de manera fraudulenta.

El segundo medio es el establecimiento de un fideicomiso testamentario, en el que el interesado traspasa la propiedad de los bienes que decida a un agente fiduciario que tiene la obligación legal de administrarlos conforme a las instrucciones del interesado en favor de los beneficiarios que la persona decida. El fideicomiso es una figura jurídica compleja, pero muy útil y ventajosa que permite asegurar el futuro de nuestros familiares, así como los bienes que a su amparo se colocan, ya que al constituir un fideicomiso separamos los bienes fideicomitidos de nuestro propio patrimonio, lo cual los hace insecuestrables e inembargables por causa de las deudas contraídas por quien suscribe el fideicomiso, lo cual también lo separa de la masa herencial, y le da un carácter inimpugnable por causa de muerte, ya que los bienes no pertenecen legalmente a quien constituye el Fideicomiso.

Sea cual sea su elección, recuerde que es su responsabilidad natural elegir el destino de los bienes materiales que ha acumulado durante su vida, ya sean millones de dólares, propiedades o efectos personales de alto significado para quienes nos quieren, y que podrían ser causa de conflicto en caso de que no se establezca con precisión como serán distribuidos. Pensemos en las arras de matrimonio, las vajillas, las mascotas, los autos, la colección de discos, los libros favoritos, un frasco de perfume, trofeos, medallas, álbumes, en fin tantas pequeñas cosas que bien valdría la pena discutir por conservar!

La muerte es parte de la vida y no sólo debemos procurar haber "hecho lo suficiente", sino evitar en lo posible agregar la tristeza de la desunión, a nuestra ausencia física. Nunca es muy temprano para planificar nuestra voluntad, ni demasiado tarde para expresar nuestro cariño a los que nos rodean.