Por: Klenya Morales
Este es el típico caso del libro que te encuentra sin que tú lo busques a él. Entre los libros que regalaba el programa sabatino Tertulia Literaria en el mes de su aniversario, encontré un libro que jamás habría comprado. No me gusta la portada. El título no me dice nada. No conozco a la autora. No creo que haya película. Pero quedé atrapada y aprendí un poco más sobre este oficio de contar historias.
Hijos, sueños frustrados, recuerdos, fracaso, muerte, tentación, caída y redención. Esta es la historia de un amor sencillo, en el que ellos no se lo pensaron mucho. En un tiempo en el que quizás no habría mañana. En un tiempo más inocente que el nuestro. Y si no era más inocente, al menos era diferente. La novelista nos describe la vida del otro lado de la cerca blanca del sueño americano, llevándonos de la mano por episodios distanciados pero necesarios, que no nos dejan con la sensación de habernos perdido lo que pasó en el intermedio.
Tyler es genial. Sencilla y humana. Esta novela me recuerda que todos tenemos una historia que contar. Que hay cosas que nos aguantamos. Que a veces es correcto aguantarse, pero que otras lo mejor es hablar. Me ha recordado que sólo tenemos una oportunidad para hacer las cosas, y la mayoría, lo hacemos de la mejor manera que podemos.
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