Negro como la noche sin luna llena, tan pequeñito que cabe en mi mano. Unos ojos que revelan una inocencia tan pura, que dan ganas de llorar. Tuve que callarlo por un tiempo, pero ya no puedo más. Tengo que gritarle al mundo que jamás había conocido a alguien así. Cuando llego a casa, no importa a la hora que sea ni el humor que yo tenga, siempre me espera y me brinda su ternura.
Se trata de Loki (y no el hermano villano de Thor). Es un perro chihuahueño que si acaso alcanza las tres libras, pero tiene un corazón con amor de sobra. Desde que llegó a mi vida, veo el mundo desde otra perspectiva. Mi novio al verme abatida tras la partida de mi Zohan, consideró que era el mejor regalo de aniversario. No soportó verme suspirando en silencio en cada capítulo del Encantador de perros o leyendo libros que me hacían llorar. Y la pegó en esta vuelta.
No podía creer que al fin tenía al perro perfecto después de tantos traumas, pero no podía decir nada... ¿Cómo le iba a decir a mis papás y hermanas, que a penas un par de meses de haberles encaletado un labrador de casi 200 libras, no me daba por vencida?
¿Pero saben qué? A pesar de la repulsión que puedan causarles los chihuahuas a muchos, son perros sumamente inteligentes, amorosos y nobles, al contrario de la mala fama de la que lastimosamente gozan. Los doctores los recomiendan a las personas con alergias y asmas, su saliva tiene propiedades cicatrizantes y si tienes un mal día o estás enfermo, son capaces de estar contigo tirados en la cama todo el día, sin molestar ni siquiera porque no han comido.
Son súper sencillos de transportar, hasta lo he llevado al súper sin que nadie lo sospeche... casi no ladran ni hacen bulla. Puede que tiemblen un poquito de vez en cuando, pero es porque siendo de piel tan delgada son más propensos al frío.
Cuando llegan visitas se encuentran con la sorpresa de ver a un perro cariñoso, cero huraño y cero celoso. Todo lo contrario. Lo más importante es que tengo un compañero incondicional que se ha convertido como en mi sombra, no hay paso que dé cuando esté con él que pierda de vista. Cuando estoy con él, no se pierde ni uno sólo de mis movimientos.
Mientras escribo esta nota, lo tengo a mis pies acompañándome. Puedo tener un minuto de haberme ido y de repente olvido algo y debo regresar al departamento, y él me saluda y me recibe como si no me hubiera visto en todo el día, saltando y contento. Yo sé que no es el perro más bello del mundo, pero siempre me pregunto, ¿cómo un ser tan pequeño, te puede brindar tanto amor sin pedirte nada a cambio? P4
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