viernes, 13 de enero de 2012

EN 4 TIEMPOS - Del machismo y otros demonios

Por: César Santos Jr.

La verdad, yo tenía en mente otro tema a tratar en este momento, pero es que apenas me pasó lo que voy a relatarles a continuación.  Me quedé intrigado, tan perplejo, tan… indescriptiblemente perturbado.  Resulta ser que acababa de llegar a la Terminal de Transporte de Chiriquí, ubicada en la mágica y maravillosa Ciudad de David.  Venía de mi pueblo conocido popularmente como el Corregimiento de Chiriquí y decidí tomar un taxi para llegar más rápido al compromiso que tenía en la UNACHI.  Y, como suele ocurrir en estos casos, luego de darle los “buenos días” de rigor y decirle al señor taxista  —un caballero de mediana edad— a dónde me dirigía, ocurrió el incidente.

De la nada, el caballero en cuestión me dijo lo siguiente:  “El mundo cada vez está más perdido, ¿Cómo es posible que le permitan a las mujeres manejar taxi?  Yo no permitiría eso jamás, porque las mujeres…”  Y siguió con su prédica misógina por el resto de mi travesía.  Yo al principio ni atención le presté, luego pensé que estaba bromeando, porque tantas estupideces  —en tan poco tiempo— no podían ser dichas en serio, o eso creía yo.  Pero cuando al fin le “puse cuidado”, me di cuenta que este señor no sólo estaba totalmente convencido de que las mujeres eran las responsables de todos los males del mundo, total, según él –y cito:  “Por la culpa de ellas salimos del Paraíso…”  Fue como si el término “Machismo” se hubiera materializado y hubiera hablado conmigo para explicarme las razones de su comportamiento.

Cuando se lo conté mi madre, una mujer muy sabia y muy mujer, me dijo: “Las mujeres podemos hacer de todo, incluso parir individuos como este taxista, ¿o es que a él quien lo parió?”

Yo he tenido la bendición de ser educado en un hogar donde a través del ejemplo de mi madre aprendí a valorar a la mujer de manera integral, y eso se ha reflejado en cada aspecto de mi vida.  Me pregunto:  ¿Y a este señor que fue lo que le pasó para que se convirtiera en una “valla ambulante” del machismo?  Y eso no fue lo que más me preocupó, sino el pensar en cuántos más como él pueda haber en esta ciudad, en esta provincia, en este país y en el resto del mundo...  Y en que hay que hacer algo al respecto.  P4

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