viernes, 13 de enero de 2012

TRECE DISTRITOS - BOQUETE, valle del eterno arcoiris

Por: Milagros Sánchez Pinzón

Boquete es un pueblo que se fundó en un valle labrado por las potentes aguas del río Caldera, que discurre desde las altas montañas del norte de la provincia de Chiriquí.  El único volcán de este país, el Barú, protege por el lado occidental a este tranquilo valle.
Antes de que los pies de los conquistadores europeos pisaran estas tierras, Boquete estuvo habitado por indígenas, entre ellos los doraces, que dejaron muestras de su cultura en variados objetos de barro y arcilla, trabajos de oro y piedras esculpidas. Algunos de estos artefactos reposan, actualmente, en museos locales y del exterior.

El clima templado de altura, la existencia  de  numerosas fuentes de agua y suelos fértiles,  atrajo a hombres y mujeres de otros puntos de la provincia de Chiriquí y del resto de Panamá, que buscaban mejores tierras para establecer sus hogares.  La leyenda de una mina de oro en las lejanas montañas también acrecentó el interés por esta región.
Desde mediados del siglo XIX, algunas familias  procedentes de pueblos cercanos, como Dolega, Caldera, Potrerillos y David, decidieron levantar sus modestas viviendas  en el valle.  La caza, la agricultura y la ganadería de subsistencia  serían sus principales actividades.

A este reducido número de panameños que se aventuraron a sobrevivir en las entrañas mismas de la montaña, comenzó a sumarse gente de otras latitudes. Desde 1890 fueron apareciendo hombres de espíritu emprendedor y visionario: alemanes, ingleses, estadounidenses, franceses, quienes se integraron al proceso de levantar el edificio social que hoy se conoce como Boquete y que adquirió la categoría de distrito por Ley 20 del 17 de enero de 1911.

Aquella legendaria aldea boqueteña que se abría paso por las selvas vírgenes recibió en 1916 un notable empuje que cambiaría para siempre su vida monótona  y serena: el Ferrocarril Nacional de Chiriquí. La acción del maquinismo revolucionó la vida de los boqueteños quienes quedaron inmediatamente comunicados con los otros pueblos y la economía local, especialmente la caficultura, recibió un jalonazo vital que se consolidó a partir de  1949 cuando se construyó la carretera David-Boquete.

A mediados del siglo XX y durante las dos décadas siguientes, Bajo Boquete adquirió las características de una ciudad: concentración del comercio, servicios telefónicos, sistema de alcantarillados y  alumbrado público, servicio permanente de agua, calles asfaltadas. Los servicios de salud y dependencias gubernamentales se amplían, al igual que los centros educativos.  Asociaciones cívicas y gremiales se organizan y aportan sus esfuerzos para fortalecer las estructuras del pujante distrito.

En la actualidad, Boquete está dividido política y administrativamente en seis corregimientos: Bajo Boquete, la cabecera, Alto Boquete, Caldera, Los Naranjos, Jaramillo y Palmira.  Tierras que atraen a miles de turistas nacionales y foráneos, quienes aprecian las bondades naturales de este distrito de 484.3 kilómetros cuadrados, con sus caudalosos cauces: Caldera, Cochea, Chiriquí, Los Valles, Palo Blanco y Agua Blanca; sus majestuosas formaciones rocosas, sus parques naturales (Volcán Barú),  su sendero de Los Quetzales, sus petroglifos, sus complejos residenciales turísticos, sus beneficios de café, su Feria de las Flores y del Café,  sus miradores y jardines.

En los ubérrimos suelos de Boquete se produce cebolla, tomate, pimentón, repollo, zanahoria, café, lechuga, fresas, brócoli, papas, naranjilla,  maíz, frijoles, arroz, ganado de leche y carne.  P4








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