lunes, 23 de abril de 2012

COLUMNAS: Panorama Informativo - ¿Libertad de Género?



Por lustros hemos presenciado cómo las mujeres han sido relegadas por razones tan baladíes como género, credo, color, raza, cultura, “status” y un largo etcétera. Hemos encontrado testimonios crudos de situaciones verdaderamente críticas en donde el sexo femenino ha sido apreciado solamente por sus aportes superficiales y casi nunca por su individualidad humana. 
Es del dominio casi general, que al referirnos a la mujer, la tenemos que relacionar con un mundo de responsabilidades que no siempre valoramos sino que hasta adversamos conscientemente o no pero, sin asumir los riesgos que normas legales superficiales impiden concretar. La mujer de hoy sobre todo en naciones subdesarrolladas como las de nuestra América hispana, ha demostrado una capacidad infinita de ocupar de admiración y ejemplos para generaciones enteras en donde habían sido vedados sus incontables valores cívicos, profesionales, morales y sobre todo de conducta humana. La realidad, aunque difícil, es que una mujer debe hacer las cosas el doble de lo bien que las hace un hombre, para que sea apreciada al menos como la mitad. La historia ha sido dura en su juicio hacia las mujeres de todos los tiempos. 
Por años hemos propagado campañas cívicas y sociales a través de diversos medios, en defensa del respeto que la mujer como forjadora de esperanzas merece. Hemos escuchado alegorías en procura de que la sociedad se concientice del aporte al entorno humano y desde luego hemos censurado con mucho acento las violaciones que inclusive, enmarcadas en normas legales, impiden que una verdadera justicia se imponga ante la creciente ola de vejámenes que humildes mujeres sufren a diario en Panamá y el mundo. 
Viene a mi memoria, el triste y vergonzoso recuerdo de una mujer allá en unas barracas de la ciudad de Panamá, Luz Nereyda Moreno Torres, 34 años, madre de tres criaturas y “mujer” del boxeador Alfonso “Huracán” Mosquera, quien supuestamente la había golpeado tantas veces que finalmente cayó para no levantarse jamás en junio del 2008 pues el protocolo de necropsia indicó multiplicidad de lesiones en las vísceras. Luego de escaramuzas y argucias legales, el cuestionado “pegador” recibió en el 2010 una condena de 40 meses (tres años y cuatro meses). El delincuente estaba “desaparecido” y luego se entregó “voluntariamente”. 
Nuestro sistema judicial señala una sanción de 7 a 10 años por el hurto de un automóvil, de 4 a 6 años el abigeato o hurto de una o más cabezas de vacuno y que las mismas penas pueden ser aumentadas por agravantes. ¡Qué pena con Luz Nereyda y otras que como ella, lamentablemente son víctimas de nuestros procesos! 
Sin embargo, aunque hacemos un alto para reflexionar sobre los aportes de féminas en cultura, deporte, ciencias sociales, gremios profesionales, política y todo campo hasta donde se extienda la influencia humana. La imagen de una verdadera dama en una dependencia estatal, puede ser timbre de orgullo cuando los méritos son inmaculados y trascienden al entorno de una sociedad que merece respeto y busca credibilidad en las actuaciones ante la viciada “cosa pública”. 
Si bien es cierto que las promesas agotadas de participación de este género en el actuar de los gobiernos han sido un verdadero fraude, nuestras distinguidas damas deben insistir en ganar adeptos dentro del electorado para superar las representaciones viciadas de malos dirigentes en los más elevados poderes del Estado (en la actualidad no hay magistradas en la Corte Suprema de Justicia ni en el Tribunal Electoral. Hay una Ministra en el Gabinete y seis Diputadas en la Asamblea de 71 diputados). 
Los últimos registros dan fe de que por cada 10 estudiantes universitarios en los últimos 10 años, 7 son mujeres y este porcentaje se refleja en las promociones hacia el campo profesional. 
Así las cosas, creemos que deben seguir recargando baterías para aspirar a cambiar estructuras capaces de recuperar tiempos perdidos procurando siempre el interés nacional. Nuestros respetos y loas a quienes han sido son y serán testimonio ejemplar de una sociedad que aspira ubicarse sin ambages en sitiales de distinción en el competitivo mercado universal de los valores. P4

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