Nuestra Perspectiva de marzo se escribe sola. Casi no hay espacio para la imaginación. La tensa situación entre gobierno nacional y Comarca Gnöbe Buglé es el tema obligado, y más aún el de una revista como la nuestra, enfocada en resaltar las cosas buenas y bellas de la tierra que tanto amamos. Los oportunistas políticos, descalificarán al partido gobernante y los medios arremeterán contra el gobierno de turno, cuando la realidad es que la sociedad tiene una deuda, ante todo con los recursos naturales de este país, con el bien común que debe prevalecer al enfrentarse a los intereses privados, con las minorías étnicas que por la razón que sea se han mantenido al margen del progreso. Es tiempo ya de pensar en un proyecto de país, en el que se valore la participación ciudadana activa. En el que se piense en el prójimo. En el que entendamos que estamos llamados a ser posibilidad, no obstáculo. Y en ese escenario de solidaridad y conciencia de la existencia de “el otro” entenderemos que si no cambiamos dentro de nuestro propio radio de acción y nos convertimos en los individuos que soñamos para la patria, no tendremos carácter moral para educar a nuestros hijos ni para exigir justicia.
En el área deportiva, el equipo chiricano protagonizó nuevamente una lamentable situación en la que todos perdimos. La barra perdió la compostura, la dirigencia perdió el control y dolorosamente también presenciamos como los jóvenes han perdido sus valores. La moraleja es sencilla: los principios se aprenden en casa y lo que somos en la calle, no es más que el testimonio de lo que vivimos en familia. Una familia que eduque en valores vacuna a sus hijos contra la corrupción, contra la violencia, contra el comportamiento instintivo. Todos somos culpables. Todos tenemos que rectificar. Cuando entiendas que tirar una cerveza al campo de juego es un comportamiento cavernario y que puede dejar a tu equipo fuera de la final, entenderás que cada gesto cuenta. Todo lo que hacemos es importante.
Este tiempo de tensión, ha hecho al chiricano volver a tomar conciencia de su valía nacional. Ese orgullo que sentimos no es infundado ni improvisado. Corre por nuestras venas y se justifica en los frutos de una provincia de hombres y mujeres que no se cansan de luchar. Pero es necesario tener en mente de que somos parte de algo superior a nosotros. Somos miembro importante de un país que no está para divisionismos, sino para que todos vayamos en la misma dirección, a pesar de la gente que no entiende que uno construye para la eternidad, no para el momento.
En el mes de la mujer rendimos homenaje a la chiricana que hace de este un mundo en el que vale la pena vivir. A ti mujer te saludamos.
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