Algunos piensan que se trata de una maldición, ya que lo relacionan con zombis que andan con sus cabezas agachadas y, como único síntoma de vida, con sus pulgares moviéndose frenéticamente sobre unos mini teclados que sólo ellos sabrán como hacen para usar. Otros piensan que es la nueva forma de gobernar, ya que la mayoría de los políticos “tienen uno” – en este punto la gente se imaginará que lo cargan en el bolsillo o en la cartera, por la forma en que lo dicen – y últimamente nuestro presidente ha optado por usarlo como medio preferido para expresarse, nombrar y botar funcionarios y hasta para de vez en cuando divertirse intercambiando epítetos con sus followers, como HP, obesa, fariseos y el nunca
olvidado y hasta hoy celebrado empresarios.
Ahora, llegamos a la parte más cabalística de Twitter: su nomenclatura, esas palabras que para el lego tienen tanto significado como una ecuación de física nuclear. Como ejemplo citaré la que ya usé: followers. Si lo traducimos literalmente del inglés, sería algo así como seguidores.
Resulta que en Twitter las cosas son al revés con respecto a nuestro frío e inseguro mundo: allí SÍ QUEREMOS que extraños – no importando nacionalidad, género, ni grado potencial de psicosis asesina o grado consanguíneo con nuestro asesino serial favorito Hannibal Lecter – nos empiecen a seguir, para que lean todas las locuras, desahogos, cursilerías, incoherencias, funciones corporales o citas de Coelho que queramos publicar con un máximo de 140 caracteres.
En este punto es donde muchos cerebros se han fundido tratando de entender: ¿Sólo tengo 140 caracteres para expresar que odio a mi jefe, por ejemplo, o que amo a fulana o que el presidente apesta o que tengo ganas de ir al baño o que estoy con ganas de tomarme una cerveza? ¿Qué clase de locura esa?, se preguntan.
Pero la realidad es otra: tomando en cuenta el pobre vocabulario de nuestra juventud, donde sólo necesitan de dos palabras para decirle a una chica que quieren parisear con ella y de ser posible
en uno de los concurridos push button de la localidad, 140 caracteres son más que suficientes.
El corazón de Twitter son los tweets, traducidos como trinar. Esta parte es donde a todos los especímenes de nuestra sociedad se les hace agua la boca por la cantidad de material que vislumbran para futuras maldades y bromas.
Veamos un tweet típico: #tecnologia El teléfono Motorola con procesador Intel y Ice Cream Sandwich: El pasado CES 2012, t... http://t.co/zWDgwyog #geek #panama @Anonimo
La mayoría de los principiantes terminarán marchitados por el peso de tanto misterio concentrado en dos indescifrables líneas. Es inevitable: “¡¿Qué quiere decir esta vaina?!”
Si logras asimilar que #tecnologia, #geek y #panama son hashtags, algo así como etiquetas; que @Anonimo es una "mention" - algo así como una halada de orejas a alguien con ese nombre, obviando la @ - y que http://t.co/zWDgwyog es un link o enlace que nos llevará a un sitio desconocido en Internet, entonces estarás listo para la diversión.
Algo que muchas personas están seguras que conseguirán en Twitter es pareja del otro sexo – algunos del propio –, y por ello abren una cuenta creyendo que se acabarán esas noches tristes y frías a las que ya se están acostumbrando. Pero OJO, que no todo lo que trina en Twitter es oro y muchos se han llevado el chasco de su vida al conocer a ese ser soñado en persona y darse cuenta de que no era el/la guial/man de la foto, horrible decepción que ha causado no menos de un cierre de cuenta con corazón partío y todo.
En fin: Twitter es eso y más, pero una cosa sí es segura: nunca te aburrirás en un mundo donde las todas ideas tienen que caber en 140 caracteres.
Ahora con más información tú decides ¿Trinas/tuiteas o no? P4
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