miércoles, 19 de octubre de 2011

EN 4 TIEMPOS - De vuelta al David de los 80


Por: Carlos Branca

La redacción de Placacuatro nos pide meternos en este lío.  Challenge accepted. Obvio que los chiricanos no nos volvimos rockeros todos el mismo día, pero yo puedo hablarles de mi experiencia.  Y la verdad es como si fuera ayer.
Un viernes cualquiera, al mediodía, cuando suena el timbre de salida del B.T.A. Highschool de Boquete (…es que Benigno Tomás Argote se oía muy feo), feliz con las pulseritas tejidas de colores que unas pela’s me habían regalado y que decían Poison y Whitelion salgo a esperar bus para “bajar” David... ¡Coño! ¡Me tocó la chiva gallinera de Nando Zorra! Con sólo una ventanita pequeña y sin aire acondicionado. 

Al llegar a la casa de mi primo “Caco” Alvarado me lo encuentro muy escuchando a algún grupo thrash metal, no sé si Merciful Fate o Anthrax. Como dije yo venía en onda “fresa” con mis pulseritas de colores.  Me pongo mis jeans apretados con varios huecos, doblo las bastas y me pongo mis Converse rosadas-lilas me arremango el sweater y me llego a la casa de Cristian Osorio en Doleguita.  Pienso qué excusa le voy a dar para no devolverle las zapatillas que llevo puestas (pues son suyas), pero al ver a Caco con una camiseta que también es de Cristian decido hacerme el loco.
Metallica acaba de sacar un nuevo disco así que vamos a oírlo todos juntos.  Al llegar no sólo está “Chino” Anguizola "El Inmortal" y Scarface que como había venido del norte y había ido a un concierto, de Metallica se había convertido en una especie de héroe local, y cultivaba su imagen con un semi afro aplanchao que terminaba en un spoiler bien power.  Maxito, mi primo, hermano de Caco, también se había ido de intercambio pero con tan mala leche que le tocó un pueblito en Kansas en donde sólo tocaban redneck music con banjos y eso.

Después de la tanda de Heavy Metal nos vamos para el Kenny Serracín, no a ver el juego sino a encontrarnos a las pela’s y por supuesto todo el mundo va a estar ahí.  Después de perder contra Herrera por 15ª vez consecutiva (eran otros tiempos), agarramos para la disco.  Como en los 80´s no pedían cédula entrábamos a la Brandywine y pedíamos el trago de moda: Malibú con jugo de naranja...a dólar, y si había plata, un cucaracha.  Los pays iban llegando con su cresta de cabello tieso con gel y Final Net llamado "la ola" como parvada de casuarios.  Saco a bailar a una pela y después de Pour Some Sugar on Me y Kiss Me Deadly cortan con San Pedro de Macorís... Gracias a Dios mi ex novia me había enseñado a bailar pegao, así no tengo que hacer los papeles de Joan Moltó que decía que toda esa música latina era de cholos y que bailar no era power... (La palabra cool no se usaba todavía).  Joan era un personaje, fue él quien me inició en el rock regalándome un cassette que tenía Theather of Pain de Motley Crue por un lado y Semen Up por el otro, pero luego involucionó musicalmente a tal punto que sólo oía música horrorosa de Creator y Bathory para luego poner a llorar a todos en una fiesta en casa de Chupao oyendo El Gato que está Triste y Azul acordándose de la famosa Lucía, tica no sé si real o imaginaria, total, para Joan era lo mismo: la consigna era sufrir.
Por supuesto que ahí se encuentra Luis Carlos Tribaldos que a diferencia de Moltó no oye tanto rock pero tampoco baila... (22 años después sigue igualito).  Luisca dio gracias a Dios cuando el regué se puso de moda, pues así ya no se tiene que quedar sentado.  ¡Prendieron la pista giratoria! Me voy a bailar.  Luisca quiere bailar también así que se apega a la esperanza que pongan La Chica de los Ojos Cafés. 
Al llegar a la casa después de que Micho Samudio nos diera bote en el Ollantay ponemos Superstation TBS para ver videos en Night Tracks.  Caco se duerme pues Hungry Eyes y Endless Summer Nights: no son su clase de música.  Apago y a dormir pues mañana hay que ver cómo entramos colaos al quince años de la guial esa que no conocemos pero que tiene plata y va a ser en la Casa de la Cultura con Red Light Disco...  ¡No qué vá! No nos podemos perder ésa.

El rock llegó de contrabando, en las maletas de los hijos de españoles, de los que regresaban de los intercambios, de lo que se veía en el cable pirateado, revistas y de cassette en cassette.  La verdad es que cuando me lo pienso me doy cuenta de que desarrollamos una cultura rockera bien artesanal, pero intensa.  Antes del Internet, teníamos que ser más ingeniosos.  ¡Qué pichero!  P4

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