El título de este artículo no nació de la creatividad de un editor. Por lo contrario, alguien lo colgó en Twitter en momentos que el presidente Ricardo Martinelli cruzaba mensajes con el vicepresidente Juan Carlos Varela.
A pesar de que Twitter apareció hace varios años, no es hasta ahora cuando gana protagonismo en Panamá.
Si no tiene una cuenta en Twitter, es mejor abrirla, porque todo está pasando en esa red social. Los diputados, sin importar el partido político, tienen sus cuentas y se la pasan enviando mensajes a sus enemigos políticos.
No se despegan de su teléfono inteligente ni para ir al baño. Incluso, algunos dicen que en la Asamblea los debates en el Pleno no son tan candentes como en el Twitter.
Los expertos dicen que las redes sociales generan una sensación de dependencia especial. En el caso de Panamá, ya ni siquiera convocan a conferencias de prensa porque las reacciones se conocen primero en Twitter.
El presidente Ricardo Martinelli es un experto en disparar las redes sociales. La oposición lo acusa de manejar el país por Twitter.
Martinelli, hasta ayer tenía 104,855 seguidores y había enviado cerca de 579 mensajes, muchos de ellos explosivos.
El vicepresidente Juan Carlos Varela, tampoco se queda atrás, y con la ruptura de la alianza, sus primeras palabras fueron a través de su cuenta. En medio de ese caos político, sumó miles de seguidores hasta alcanzar los 32 mil.
Si algo tienen las redes sociales es que también permiten a los ciudadanos expresar su opinión libremente.
Desconocidos se han hecho famosos en Panamá con sus fuertes comentarios.
Cuando las redes sociales se convierten en la única tribuna para resolver las diferencias es que llegan los problemas. Desaparece el diálogo cara a cara y todo lo quieren decir en 140 caracteres.
Insultos, ofensas y declaraciones de guerra. Todo sucede on line.
Si no tiene una cuenta en Twitter, es mejor abrirla, porque todo está pasando en esa red social. Los diputados, sin importar el partido político, tienen sus cuentas y se la pasan enviando mensajes a sus enemigos políticos.
No se despegan de su teléfono inteligente ni para ir al baño. Incluso, algunos dicen que en la Asamblea los debates en el Pleno no son tan candentes como en el Twitter.
Los expertos dicen que las redes sociales generan una sensación de dependencia especial. En el caso de Panamá, ya ni siquiera convocan a conferencias de prensa porque las reacciones se conocen primero en Twitter.
El presidente Ricardo Martinelli es un experto en disparar las redes sociales. La oposición lo acusa de manejar el país por Twitter.
Martinelli, hasta ayer tenía 104,855 seguidores y había enviado cerca de 579 mensajes, muchos de ellos explosivos.
El vicepresidente Juan Carlos Varela, tampoco se queda atrás, y con la ruptura de la alianza, sus primeras palabras fueron a través de su cuenta. En medio de ese caos político, sumó miles de seguidores hasta alcanzar los 32 mil.
Si algo tienen las redes sociales es que también permiten a los ciudadanos expresar su opinión libremente.
Desconocidos se han hecho famosos en Panamá con sus fuertes comentarios.
Cuando las redes sociales se convierten en la única tribuna para resolver las diferencias es que llegan los problemas. Desaparece el diálogo cara a cara y todo lo quieren decir en 140 caracteres.
Insultos, ofensas y declaraciones de guerra. Todo sucede on line.
No hay comentarios:
Publicar un comentario