viernes, 23 de septiembre de 2011

Amor por la lectura

Juan B. Gómez

Dice Roberto Eisenmann que él anhela los momentos de soledad para dedicarlos a leer y escribir. Y al señalar el placer que le produce dedicarse a la lectura, sin interrupciones ni molestias, recordé a muchos otros que también amaban "el arte de leer".
Vargas Llosa dijo hace poco, que en él la lectura es un "vicio" que no quiere abandonar. Y el gran escritor español Menéndez y Pelayo dijo en los últimos momentos de su vida: "¡Qué pena, morirme cuando tengo tantos libros buenos que no he leído todavía!".
Humildemente confieso: que yo también he amado la lectura toda la vida. Durante la adolescencia y mocedad leía todo lo que caía en mis manos. Y mis últimos años universitarios los pasé, tal vez más en la Biblioteca Pública Nacional que en la Universidad.
Y saber que, como Menéndez Pelayo, tampoco podré por el tiempo que me queda de vida, leer todos los libros que esperan en mi biblioteca.
A la Biblioteca Pública de David he regalado más de mil libros; y a la de Culturama, más de quinientos. ¡Y cada día compro más! Es un vicio, como dijo Vargas Llosa.
Creo que fue el Dr. Diego Domínguez Caballero, quien dijo en una de sus clases, que quien ama la lectura no puede ser hombre de mala índole.
Hace unos quince años me sorprendió Doña Noëlle de la Guardia, regalándome El Quijote en dos volúmenes enormes, con ilustraciones del pintor Doré. Esa magnífica edición del Quijote perteneció al inolvidable médico Jaime de la Guardia, quien fue rector de la Universidad Nacional. Los dos gruesos volúmenes los llevé a la oficina de un amigo en el centro de David, para beneficio de quienes quisieran ojearlo o leerlo; Ahí estuvieron hasta hace algunos años; y ahora se me ocurre que, como estamos celebrando el Cuarto Centenario de la publicación del Quijote, regalarlo a la Biblioteca Pública de David. Espero realizar esta operación próximamente.

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