El rostro Placacuatro de esta edición, es un proyecto que por una u otra razón no concretábamos. Pero los astros se alinearon y en medio de su labor académica tuvimos la oportunidad de encontrarnos en un tú a tú con uno de los académicos más importantes en el mundo de las letras chiricanas. Uno de los más pequeños de 7 hermanos, hijos de Jesús Patiño y Fredesvinda Gómez. Un gualaqueño notable nacido en su casa. Es Profesor titular de la Escuela de Español (Teatro, Composición y Literatura), al que le encanta enseñar. Un chiricano irremediable.
Nos animamos a tutearlo, pues no podía ser de otra manera. Entrar en ambiente. Arrancarle un par de pensamientos. Casi lo secuestramos. Este es el resultado:
P4: ¿Quién es Allen Patiño?… En tus propias palabras.
AP: Un escritor que tuvo la suerte de contar con padres amantes de contar cuentos. Profesor Universitario en la UNACHI. Nada más. Soy el resultado de muchas cosas. El primer crédito es de mis padres.
P4: Hablemos de tu musa ¿Qué te inspira?
AP: Los chismes de mi pueblo. De todo mi Chiriquí. Me robo las infidencias de la gente. Comentarios de otras personas. No necesito inventar. Extiendo mi mano y encuentro cosas alrededor.
P4: Esto te ha traído problemas…
AP: (Sonríe maquiavélicamente) A veces traicionas infidencias familiares. He estado al borde de tener problemas. Me considero un traidor y un infidente. En mi novela inédita parto de incidentes de 1916. Obviamente hay descendientes de los protagonistas caminando por nuestras aceras. Y
la vida no es color de rosa. Siempre salta alguien en defensa de su pasado.
P4: ¿Qué buscan tus lectores en tus obras?
AP: Ignoro si a ellos les gusta lo que escribo. Supongo que encuentran respuestas de preguntas que no se habían atrevido a formular. A la gente le gusta que se desenmascare la pretendida inocencia. En La niña de mis ojos, la narradora es una niña (mi madre) que narra cosas más allá de su inocencia.
P4: Tu tierra…
AP: Me encanta Gualaca. Es un tema importante en mi vida y en mi literatura. Mi pueblo me marcó por siempre. Soy producto de esa tierra. Mi rincón favorito de Gualaca está en los Cangilones. Salen en mi cuento “La maestra”, que recrea un incidente sobre la primera persona que se ahogó en el río.
P4: Allen no soporta…
AP: La injusticia. La mediocridad. La crueldad.
P4: Cosas que te admiras…
AP: La inteligencia, la ecuanimidad, la tolerancia.
P4: ¿Cómo ha cambiado el mundo desde tu niñez?
AP: La televisión llegó a mi pueblo cuando yo tenía 4 años. Había un solo canal. Recuerdo la ingenuidad de la gente que llegaba a mi casa todas las tardes a ver la TV como en un teatro. Recuerdo la inocencia de aquél entonces.
Pienso que una de las causas del cambio es la mujer. Me encanta el nuevo mundo que ellas han creado. Desde que se cuestionaron miles de años de dominio patriarcal, las mujeres salen de sus casas a hacer cambios. A liderar. Ha habido un giro de conciencia y ellas son responsables de esto.
Me encanta Gualaca. Es un tema importante en mi vida y en mi literatura. Mi pueblo me marcó por siempre. Soy producto de esa tierra.P4: ¿Blackberry o Android?
AP: Uso un celular casi desechable. No soy un hombre de andar esclavo de la tecnología. Le tengo suspicacia.
P4: ¿Qué encontraríamos en tu mesa de noche?
AP: La Gaviota, de Anton Chejov después de pensarlo un rato.
P4: Un autor panameño indispensable…
AP: Darío Herrera. Modernista de principio de siglo pasado. Hay que traerlo de vuelta a las aulas.
P4: Chiriquí en la distancia…
AP: Libertad. Buenos momentos. Irresponsabilidad. Cero Compromiso. Serenidad. Un jardín. El Nirvana.
P4: Si pudieras invitar a cinco personajes de la historia de la humanidad a tu cena soñada, ¿quiénes serían?
AP: (Su cara se ilumina con una sonrisa) Alejandro Magno. Leonardo DaVinci. Sófocles. Cleopatra. La Venus de Sandro Boticelli (Que era esposa del pintor en la vida real), pero así mismo como sale en la pintura, desnuda, acabada de salir del mar. Pero me gustaría que la anfitriona fuera Cleopatra.
P4: ¿Vida después de la vida?
AP: Creo en Dios. Sí la hay, pero que luchar por el pase, en ésta.
P4: Un profesor que te cambió la vida…
P4: Un profesor que te cambió la vida…
AP: La profesora Sheila de Miranda en el Félix Olivares Contreras. Me dijo no estudies Español.
P4: ¿Te queda algún sueño por cumplir?
AP: Después de los 50 años ya los sueños no se plantean con tanta fuerza. Pero sigo queriendo consolidarme como escritor. La novela de mis sueños ya la tengo. No ha corrido con suerte, la pobre. Se ambienta en la ciudad de David finales del siglo XIX y principios del Siglo XX. Hay que publicarla. Ya está casi lista. También me falta ir a Italia.
P4: Allen, aquí entre nos, ¿Se puede aprender a escribir?
P4: En la escuela nadie me eseñó a escribir. Naces escritor. No puedes aprender a escribir. Cada a quién a sus talentos.
P4: ¿Qué necesita Chiriquí?
AP: No perder su identidad. Esa es nuestra fuerza. Capacitación, orientación, concienciación. Necesitamos vías de comunicación para productores, creadores, canales para la gente, abrirlos y mantenerlos. Ver todo esto como políticas de Estado.
P4: Allen para principiantes…
AP: No le recomendaría ninguno de mis cuentos, habiendo tanto en la literatura universal. Después de recomendarles a Chejov, Carlos Fuentes, Rogelio Sinán, Ray Bradbury y Marcel Proust, y por tu insistencia, quizás les recomendaría mi obra inédita sobre Francisco Clarck.
P4: Perteneces a la élite del Premio Ricardo Miró. ¿Qué tal?
AP: La verdadera autora de ese libro es mi madre. Ya he participado en el concurso alrededor de seis veces. Cuando yo decía que “La niña se me estaba resistiendo”, mi libro de cuentos La niña de mis ojos, recibió el premio.
P4: ¿Cómo ves el futuro del papel?
AP: Creo que el libro va a desaparecer. No soy fetichista del libro. No son atractivos para los jóvenes. El libro no va a morir. Va a evolucionar y será todo pantallas. Y no pasa nada.
P4: Escritores que no te gustan…
AP: No me gustan García Márquez, ni Vargas Llosa. Cohelo está demasiado producido. Nada que ver. P4: ¿Tu momento favorito del día?
AP: El amanecer. El nuevo día. (Se declara un morning person). No tomo café.
P4: ¿Cuándo escribes?
AP: Escribo cuando no estoy trabajando en otra cosa. Necesito sentirme libre. No tener que ir al súper, ni atender la demanda universitaria.
P4: ¿Dices “Meto”?
AP: Con regularidad. Todo el tiempo. Es una expresión fabulosa. Es el comodín, la insignia del chiricano. Es contundente. Con 4 letras como nuestro número de orden. P4
P4: ¿Te queda algún sueño por cumplir?
AP: Después de los 50 años ya los sueños no se plantean con tanta fuerza. Pero sigo queriendo consolidarme como escritor. La novela de mis sueños ya la tengo. No ha corrido con suerte, la pobre. Se ambienta en la ciudad de David finales del siglo XIX y principios del Siglo XX. Hay que publicarla. Ya está casi lista. También me falta ir a Italia.
P4: Allen, aquí entre nos, ¿Se puede aprender a escribir?
P4: En la escuela nadie me eseñó a escribir. Naces escritor. No puedes aprender a escribir. Cada a quién a sus talentos.
P4: ¿Qué necesita Chiriquí?
AP: No perder su identidad. Esa es nuestra fuerza. Capacitación, orientación, concienciación. Necesitamos vías de comunicación para productores, creadores, canales para la gente, abrirlos y mantenerlos. Ver todo esto como políticas de Estado.
P4: Allen para principiantes…
AP: No le recomendaría ninguno de mis cuentos, habiendo tanto en la literatura universal. Después de recomendarles a Chejov, Carlos Fuentes, Rogelio Sinán, Ray Bradbury y Marcel Proust, y por tu insistencia, quizás les recomendaría mi obra inédita sobre Francisco Clarck.
P4: Perteneces a la élite del Premio Ricardo Miró. ¿Qué tal?
AP: La verdadera autora de ese libro es mi madre. Ya he participado en el concurso alrededor de seis veces. Cuando yo decía que “La niña se me estaba resistiendo”, mi libro de cuentos La niña de mis ojos, recibió el premio.
P4: ¿Cómo ves el futuro del papel?
AP: Creo que el libro va a desaparecer. No soy fetichista del libro. No son atractivos para los jóvenes. El libro no va a morir. Va a evolucionar y será todo pantallas. Y no pasa nada.
P4: Escritores que no te gustan…
AP: No me gustan García Márquez, ni Vargas Llosa. Cohelo está demasiado producido. Nada que ver. P4: ¿Tu momento favorito del día?
AP: El amanecer. El nuevo día. (Se declara un morning person). No tomo café.
P4: ¿Cuándo escribes?
AP: Escribo cuando no estoy trabajando en otra cosa. Necesito sentirme libre. No tener que ir al súper, ni atender la demanda universitaria.
P4: ¿Dices “Meto”?
AP: Con regularidad. Todo el tiempo. Es una expresión fabulosa. Es el comodín, la insignia del chiricano. Es contundente. Con 4 letras como nuestro número de orden. P4
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