jueves, 16 de enero de 2014

OSCAR RAMÍREZ “El fracaso no es una opción”

Por: Klenya Morales de Bárcenas

Sencillo, campechano y sonriente nos recibe el Rector de la Universidad Tecnológica de Panamá. 100% chiricano. Su disposición invita a echar cuentos de nuestra tierra, pero sé que el tiempo es precioso y que nuestros lectores quieren toda la información posible. Así que voy al grano.
Lo primero que me llama la atención al sentarme frente al Doctor Ramírez, es una taza de café, en la que se lee “El fracaso no es una opción”. Creo que sería un excelente título para la entrevista. Ya veremos que opina la dirección de Placacuatro.
Hijo de Denis Olmedo Ramírez, de Gualaca y Susana Ríos, de Bella Vista, creció en medio de una familia de ocho hermanos en la cual cada hijo persiguió sus sueños en campos como la construcción, educación e ingeniería. Tras su escritorio hay una foto de su esposa, Lidia Flores, ingeniera industrial y de familia cafetalera de Boquete; y sus dos hijos: Oscar Jr., estudiante de arquitectura y Christian, estudiante graduando en el Colegio La Salle y con aspiraciones de entrar a Sistemas en la UTP.
P4: Oscar Ramírez en una palabra…
OR: Perseverancia.

P4: ¿Qué es la familia para usted?
OR: Es una institución.  Me da estabilidad, soporte. Es compromiso y dirección.

P4: Su lugar favorito cuando no está en Chiriquí.
OR: Los Canjilones. Es una formación rocosa que ha sido erosionada por el río Estí. Allí aprendí a nadar. A papá le gustaba el río y lo acompañaba a pescar. Esas eran las andanzas legales. Nos paveábamos de la escuela para ir al río. Esas eran las ilegales.


P4: Un recuerdo.OR: Mi infancia en Gualaca. Transportábamos árboles secos para vendérselos al señor Tino Hurtado panadero del pueblo. Era una responsabilidad. Teníamos que nadar, llevar los troncos a pie o a caballo.

P4: ¿Qué fue del muchacho con el cuaderno en el bolsillo del pantalón?
OR: [Sonríe]. Eso ha permanecido en mí siempre. Me sentía libre de cargar tantas cosas. Yo caminaba mucho. Vivía en la barriada Revolución y caminaba hasta el Félix, con el cuaderno envuelto en plástico. Allí anotaba todo. Tenía mucha retentiva. Mientras estuve en ingeniería era muy parco en mis cosas. No compraba libros.

P4: ¿Qué hace un ingeniero?
OR: Se supone que un ingeniero debe resolver situaciones. Diseña sistemas nuevos. Analiza  situaciones a resolver. Puede ser un maestro. Un administrador. Un científico dedicado a la investigación. La esencia del ingeniero es tomar un problema real, sin importar su complejidad, formularlo sencillamente y darle una solución. Creamos cosas. Somos críticos y extremadamente prácticos.

P4: ¿Cuál es el secreto de la UTP?
OR: Mística.


P4: Tres sueños.
OR: 1. Entregarle estos 5 años a la Universidad y llevarla a un nivel más alto en todos sus aspectos.           2. La educación de mis hijos. Que sean profesionales dignos y decentes, excelentes en lo que hagan, pero sobre todo humanos y humildes.
3. Escribir sobre todos los conocimientos adquiridos y dejárselos a los estudiantes y panameños que aspiran a estudiar ingeniería civil.

P4: Un gusto secreto.
OR: Me encanta comer concolón, con frijoles porotos y tajadas bien maduras fritas.

P4: ¿Y con qué baja eso Doctor?
OR: Chicha de naranja con raspadura.

P4: De las cosas que tienen los jóvenes hoy ¿qué le hubiera gustado tener cuando joven? ¿Qué no le hubiera gustado?
OR: Me hubiera gustado tener la libertad que los jóvenes tienen hoy. No me hubiera gustado tener la influencia externa que los aleja de la formación de principios y de valores. Esto incluye la tecnología y el Internet. La pérdida de sensibilidad ante lo fundamental y lo humano.

P4: ¿Qué tiene en su playlist?
OR: Todo tipo de música. En todos los idiomas. El típico. Vallenato. Rancheras. Blues. Jazz. Hasta Reguetón. No tengo una preferencia. Todo tiene un momento y un lugar.

P4: Tres invitados a una cena.
OR: Nicolás Tesla, Juan Pablo II y John F. Kennedy.

P4: ¿Qué necesita Chiriquí?
OR: Facilitarle al agricultor producción y comercialización de sus productos. Establecer colegios y escuelas de excelencia, financiados pero con selección basada en capacidad y rendimiento. Prepararnos para nuestro crecimiento en una planificación que atienda todos los aspectos de infraestructura para el desarrollo. INFRAESTRUCTURA. Crecemos y nos quedamos atrás en infraestructura. Agua. Disposición de aguas servidas, aguas pluviales. Energía. Deberíamos tener beneficios para ser más autosuficientes. Tenemos que promover la innovación para hacerle frente al desarrollo.

P4: Conocemos su trayectoria, la cual es impresionante. ¿Cuáles son sus logros más preciados?
OR: Haber diseñado unos 70 edificios altos en la ciudad de Panamá. Que mi investigación doctoral haya sido incluida como un capítulo nuevo de las normas sísmicas de los Estados Unidos de Norteamérica. El reconocimiento internacional a través de mis aportes, tanto en la industria, como en la Academia y en la investigación.

P4: Su especialidad son las estructuras. ¿Qué recuerda del 11 de septiembre?
OR: Estaba en casa. Cuando vi el choque y el fuego, le dije a mi esposa que el edificio se iba a caer. Yo había estudiado y leído la estructura de las torres. No lo dudé. Creo que los autores de los atentados no pensaron que las derrumbarían.

P4: ¿Qué tipo de lectura hay en su mesa de noche?
OR: Leo libros técnicos. Soy de poco leer otros temas. Comportamiento sísmico o análisis estructural. Desarrollar la creatividad. Si tuviera que recomendar un libro, sería “Cien años de soledad” Todas las personas deben leerlo aunque sea una vez en su vida.

P4: Su mayor influencia.
OR: Se la disputan dos personas: el Dr. Víctor Levi, fui su asistente y su estudiante; y Robert Ketter, mi asesor de maestría. Curiosamente ambos estudiaron en la misma época en la Universidad de Lehigh, Pensilvania.

P4: ¿Deportes?
Siempre me gustaron todos los deportes. Jugué baloncesto y lo extraño.

P4: Argentina o Brasil
OR: Siempre Brasil. [Ni lo piensa, no me deja terminar la pregunta]

P4: ¿La actividad sísmica en Chiriquí influyó en la selección de su orientación profesional? ¿Estamos preparados para un sismo importante?
OR: Yo quería estudiar carreteras. Amador Hassell me hizo interesarme por la materia sísmica, de lo que va mi tesis de licenciatura, Diseño Antisísmico.  No hay elementos históricos que nos contesten esa pregunta. Nuestros códigos datan de 1984 y tenemos muchas estructuras anteriores. Desde el año 70 para acá, Panamá no ha sido sometido a un sismo del nivel con el que se han debido construir nuestros edificios. No hemos sido puestos a prueba. Los edificios antes de los 70 son los más vulnerables a daños y hasta colapsos. No había el conocimiento ni las normas que tenemos hoy. El criterio era que si la estructura resistía un viento fuerte, no se caería con un sismo.

P4: ¿Cómo se llevan Oscar Ramírez y la tecnología móvil?
OR: Yo uso la tecnología de comunicación estrictamente necesaria. Yo uso mi celular para hablar. Para que me llamen y llamar, ver E-mails, Whassap. Yo navego en mi computadora no en el celular. Uso la tecnología para trabajar. He estado expuesto a tecnología de punta, no soy un dinosaurio. Tengo un iPad. No me despersonaliza.

P4: Un mensaje a los chiricanos.
OR: Somos muy orgullosos. Muy trabajadores. Ponemos pasión en lo que hacemos. Béisbol, agricultura, ganadería. Apostemos por la educación. Demos valor al conocimiento, para lograr mejores colegios y escuelas. Canalicemos ese orgullo de ser los mejores. Aprovechemos nuestro recurso humano preparado. Hagamos cosas para que los chiricanos regresen. Y la provincia será diferente. Somos el próximo polo de desarrollo de Panamá.

Ya ha pasado una hora y he tratado de no dejar nada en el tintero. Sé que habrá entrevistas más académicas o más autorizadas, pero esta es de un chiricano de verdad, para un pueblo que hoy se enorgullece de sus logros.

jueves, 9 de enero de 2014

Los muchachos que fundaron una nación


Por: Klenya Morales de Bárcenas

Con todo el respeto que me merecen los Padres de la Patria, sus gritos de independencia y la tinta derramada sobre la soberanía nacional, creo que el capítulo de los Mártires de enero es una historia épica, es la verdadera guerra de la independencia de este suelo y la diferencia entre lo que teníamos cuando ellos crecieron y lo que nuestros hijos vivirán.
Yo nací 11 años después de 1964 y realmente entré en contacto con la historia de los mártires en cuarto año de secundaria, cuando mi profesora Adelaida “Lala” de Amador me dictó la clase de Historia de las Relaciones de Panamá con Estados Unidos. Entonces yo tenía 15 años. Hoy esa clase ya no se da en nuestras escuelas. Pero como siempre he dicho, las cosas que nos interesa que nuestros hijos sepan, debemos enseñarlas nosotros mismos en lugar de confiar en el sistema. Mis padres no me enseñaron de manera entusiasta sobre este pedazo de la historia, quizás porque suficiente historia se estaba escribiendo a finales de los ochenta en nuestras propias vidas, luego de 21 años de régimen militar. Pero me queda la duda del cómo hubiera percibido yo la entrada del ejército estadounidense a suelo patrio si hubiera conocido mejor los detalles de la turbulenta historia entre los E.U. y Panamá.
No sé si ustedes se sentirán igual, esto es una apreciación muy personal, pero como chiricana siempre me he sentido al margen de la historia panameña, y ni hablemos de la historia del Canal de Panamá. Por la distancia, las difíciles comunicaciones y la idiosincrasia de mi provincia, siento que hemos sido una especie de nación aparte. Pero los hechos del 9 de enero, desde que entendí la magnitud de aquel dolor nacional, siempre me ha causado un especial sentimiento de empatía con mi país. Pienso en que aquellos muchachos no salieron esa mañana pensando que lo que sus madres volverían a ver de ellos eran sus cuerpos sin vida. Eran unos niños, que quizás no entendieron el impacto de su muerte en los destinos del país. No imagino unos Tratados Torrijos-Carter, una Administración del Canal 100% panameña ni una bandera ondeando sobre todo el territorio, sin la sangre de los estudiantes que no soportaron ver el menosprecio de su bandera por los soldados extranjeros.
El mío no es un llamado al odio ni al enfrentamiento entre generaciones. Es simplemente a que contemos una historia, así como repetimos Cenicienta o la Ilíada o qué se yo. Creo en el conocimiento y en hacer las paces con la historia de cada quien. Pero me parece imposible hacer las paces con un pasado que no conoces, que niegas o que te ocultan. El ejército del presidente Lyndon Johnson, que ascendió al poder luego del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, abatió y asesinó a estudiantes panameños, desarmados, en suelo panameño, por tratar de izar una bandera según acuerdos previos entre los dos países.
Nuestro presidente en ese momento, Roberto Chiari, rompió relaciones diplomáticas con el país más poderoso del planeta, quienes habían ganado una Guerra Mundial y colocado su bandera en la Luna. Creo que es tiempo ya de que dejemos de esperanzarnos en nuestro sistema educativo para crear conciencia de patria. Hablemos de qué pasaba en el país en ese momento. Digamos lo que sentimos y dejemos que los muchachos formen sus opiniones. Mostrémosles fotografías. Debatamos. Preguntémosles a los mayores. Documentemos sus respuestas. Recordemos a esos chicos que no pidieron morir. Que tenían sueños. Y que cubrieron con su sangre las bases de nuestra soberanía. Que sus muertes no hayan sido casualidades históricas.